Aunque muchas son las personas que no la perciben como tal, lo cierto es que la depresión es una enfermedad como lo puede ser, por ejemplo, la diabetes o el asma. Lo que ocurre es que, en este caso, lo que duele es ‘el alma’. Así es como definen sus afectados esta patología, cuyas cifras son verdaderamente alarmantes: según la OMS (Organización Mundial de la Salud) en el año 2020 la depresión será la principal causa de discapacidad en el mundo, sólo superada por enfermedades cardiovasculares; ya es hoy a nivel internacional la segunda causa de baja laboral; sólo en España afecta a un 10% de la población (unos 4 millones de personas), y es el motivo de cerca del 50% de las consultas en los servicios de psiquiatría.

Pero... ¿qué hace que lo que en principio puede ser una tristeza pasajera (algo absolutamente natural y que surge como respuesta emocional a distintos conflictos) se convierta en una depresión? Pues bien, según los expertos, son varios los factores a tener en consideración:

-Factores biológicos, como el déficit de ciertos neurotransmisores (serotonina y catecolamina).
-El estrés laboral.
-La personalidad del sujeto.
-Anomalías físicas: ciertas enfermedades como el cáncer de páncreas y el hipotiroidismo favorecen esta patología.
-El consumo de sustancias tóxicas como el alcohol, las drogas o algunos medicamentos.
-Ciertos períodos favorecen también la incidencia de crisis depresiva como el posparto, la menopausia o la tercera edad.

De la misma manera, varios son los ‘antídotos’ para poder superar esta enfermedad:

-En primer lugar, resulta fundamental acudir a los profesionales sanitarios (ellos estudian el caso de cada paciente, su situación particular, para poder dar solución al problema).
-Además, los grupos de autoayuda son, junto con el tratamiento farmacológico y psiquiátrico, un complemento fundamental.
-El apoyo de la familia y amigos.

Y, precisamente con el fin de concienciar de todas estas cuestiones a la población surgen iniciativas como ‘El día Europeo de la Depresión’, que hoy se celebra en el continente y cuyo objetivo fundamental es mejorar la calidad de vida de todas las personas afectadas. Así, una de sus acciones más destacadas es la distribución entre las farmacias y centros de salud españoles de diversos folletos y guías de ayuda donde se recogen las dudas más frecuentes sobre esta enfermedad: la manera de detectarla, los riesgos de no tratarla adecuadamente, el momento idóneo para empezar una terapia, los fármacos correctos, o el papel de la familia, entre otros aspectos.